Carnada, s. Preparado que hace más apetitoso el anzuelo. La belleza es la mejor de las carnadas.
Cartesiano, adj. Relativo a Descartes, famoso filósofo, autor de la célebre sentencia “Cogito, ergo sum”, con la que pretende demostrar la realidad de la existencia humana. Esa máxima podría ser perfeccionada en la siguiente forma: “Cogito, cogito, ergo cogito sum” (“Pienso que pienso, luego pienso que existo”), con lo que se estaría más cerca de la verdad que ningún filósofo hasta ahora.
Celoso, adj. Indebidamente preocupado por conservar lo que sólo se puede perder cuando no vale la pena conservarlo.
Cínico, s. Miserable cuya defectuosa vista le hace ver las cosas como son y no como debieran ser. Los escitas acostumbran arrancar los ojos a los cínicos para mejorarles la visión.
Complacer, v. t. Poner los cimientos para una superestructura de imposiciones.
Confort, s. Estado de ánimo producido por la contemplación de la desgracia ajena.
Conocido, s. Persona a quien conocemos lo bastante para pedirle dinero prestado, pero no lo suficiente para prestarle. Grado de amistad que llamamos superficial cuando su objeto es pobre y oscuro, e íntimo cuando es rico y famoso.
Diccionario del Diablo
Ambrose Bierce
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